Historia


La ciudad fue fundada el 1 de marzo de 1565, por el militar portugués Estácio de Sá, con el nombre de São Sebastião do Rio de Janeiro (San Sebastián de Río de enero), en honor de San Sebastián (que murió el 20 de enero). Durante siglos, la asentamiento se llamó São Sebastião, en lugar de la actualmente popular segunda mitad de su nombre. La ciudad fue fundada como una base desde la cual invadir el asentamiento francés, que finalmente se logró en 1567 y los franceses fueron expulsados.

A fines del siglo XVI, Río era un lugar estratégico en el Atlántico para el tránsito de buques entre Brasil, las colonias de África y Europa. Se construyeron fortalezas y se formó una alianza con las tribus nativas cercanas para la defensa de la ciudad. La caña de azúcar fue la primera industria en la zona. En primer lugar se utilizaban nativos, pero más tarde los esclavos de África fueron utilizados para estos trabajos manuales.

Hasta comienzos en el siglo XVII, la ciudad se vio amenazada o invadida por en su piratas y bucaneros franceses, como Jean-François Duclerc y René Duguay-Trouin. Después de 1720, cuando los portugueses encontraron oro y diamantes en la vecina capitanía de Minas Gerais, Río de Janeiro pasó a ser mucho más útil que Salvador de Bahía como puerto para exportar la riqueza, ya que esta estaba mucho más al norte. En 1763, la administración colonial portuguesa en América se trasladó a Río. La ciudad continuo siendo principalmente la capital colonial hasta 1808, cuando la familia real portuguesa y la mayoría de los asociados nobles de Lisboa, que huían de la invasión napoleónica de Portugal, se trasladaron a Río de Janeiro. La capital del reino fue trasladada a la ciudad, que, por lo tanto, se convirtió en la única capital europea fuera de Europa.

Cuando el príncipe Pedro I proclamó la independencia de Brasil en 1822, decidió mantener a Río de Janeiro como capital de su nuevo imperio. Río siguió como capital de Brasil después de 1889, cuando la monarquía fue reemplazada por una república, hasta 1960, cuando la sede del gobierno federal fue transferida a Brasilia. Entre 1808 y 1815 fue la capital de facto del Reino do Portugal e dos Algarves, como era oficialmente designado Portugal en la época. Entre 1815 y abril de 1821, fue la capital del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve ante la incorporación de Brasil como parte integrante del Reino.

En agosto de 1834, fue separada del resto de la provincia de Río de Janeiro (actualmente estado), transformándose en Municipio Neutral. En 1992, la ciudad fue sede de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUCED), más conocida como Rio-92. Fue la primera reunión internacional de peso desde el fin de la Guerra Fría y contó con la presencia de delegaciones de 175 países.

Libertad de vientres


En Chile se implantó a solicitud de Manuel de Salas el 15 de octubre de 1811. Incluía también la prohibición de ingreso de nuevos esclavos en el país. La esclavitud fue definitivamente abolida en 1823, con el mismo promotor.

En Argentina, se decretó el 31 de enero de 1813 por la Asamblea del Año XIII. Los esclavos accederían a la libertad cuando contrajeran matrimonio, o a la edad de 20 años (varones) o 16 (mujeres); y se les otorgarían instrumentos de trabajo. La esclavitud fue definitivamente abolida en 1853.

En territorio de la actual Colombia, se promulgó inicialmente por la República de Antioquia en 1814, con el nombre de libertad de partos; pero no fue hasta el 30 de agosto de 1821, en que la Constitución de Cúcuta impuso la libertad de los nacidos de padres esclavos cuando alcanzaran los 18 años, para lo que preveía un impuesto sobre las herencias que se aplicaría a proporcionarles medios de subsistencia. El texto tenía vigor en todo el territorio de la Gran Colombia, que comprendía también Venezuela y Ecuador.

En Perú, el primer presidente, José de San Martín, estableció la libertad de vientres para los nacidos tras la declaración de independencia (28 de julio de 1821).

Uruguay la promulgó en 1825; mientras que Paraguay no lo hizo hasta 1842.

En España, con efectos sobre todo para Cuba y Puerto Rico, pues la esclavitud estaba abolida en la metrópolis desde 1837, se promulgó el 4 de julio de 1870. Fue conocida también por el nombre de ley de vientres libres o ley Moret (por Segismundo Moret, aunque entre sus promotores destacaron Roman Baldorioty de Castro, Luis Padial y Julio Vizcarrondo). También conllevó la libertad de los esclavos que por cualquier causa fueran propiedad del Estado o estuvieran bajo su protección a título de emancipados. Igualmente la de todos los esclavos mayores de 60 años (sin indemnización) y los que hubieran formado parte del ejército o de alguna manera auxiliado a las tropas durante las sublevaciones independentistas de 1868. Los propietarios de éstos serían indemnizados de su valor. Los propietarios de los nacidos entre el el 17 de septiembre de 1868 (fecha de La Gloriosa) y la publicación de la ley debían ser compensados con 125 pesetas en concepto de adquisición, excepto si habían apoyado la insurrección, en cuyo caso no serían compensados. Los libertos quedaban hasta la edad de 18 años bajo la tutela de los dueños de sus madres, mediante una institución denominada Patronato, que les obligaba a mantenerlos y enseñarles un oficio, pudiéndose beneficiar de su trabajo sin retribución alguna. A partir de los 18 recibiría la mitad del salario propio de su oficio, reservándose la otra mitad en forma de peculio, que habría de serle entregada al cumplir los 22, en que quedaría completamente libre. También se accedía a la libertad por matrimonio (mujeres desde los 14 años y varones desde los 18). El patronato era transmisible, y podía perderse por abusos (castigos o prostitución). Empezó a implantarse dos años después. La esclavitud fue suprimida para Puerto Rico (pero no para Cuba) en 1873, y definitivamente abolida, sin excepciones, en 1886.

Cabo de Consolación


La tradición histórica lo ha identificado con el Cabo de Santo Agostinho. No obstante un buen número de teorías han surgido, desde mediados del siglo XX, poniendo en duda la identidad del Cabo de San Agustín con el Cabo de Santa María de la Consolación, el famoso punto de llegada de Vicente Yáñez al Brasil. Por ello, presentaremos algunos documentos, dejaremos hablar a los testigos que protagonizaron estos acontecimientos aclarando algunas cuestiones bastante significativas.

En primer lugar, contamos con el testimonio de Juan de la Cosa en su conocido mapa de 1500, inmediato a los hechos y primero donde se representan las tierras descubiertas, donde, señalando el cabo de Santa María de la Consolación, el marino de Santoña afirma que este cavo se descubrió en año de mil y CCCCXCIX por Castilla syendo descobridor vicentiañes.

Pedro Álvares Cabral


Pedro Álvares Cabral (Belmonte, 1467/1468 — Santarém, 1520/1526) fue un hidalgo y navegante portugués, proveniente de una familia noble de la localidad de Santarém. Fue nombrado almirante por el rey Manuel I de Portugal, quien lo puso al mando de una expedición comercial a la India. Se le considera históricamente el descubridor de Brasil.

Álvares Cabral nació posiblemente en 1467 o 1468, en la ciudad de Belmonte, en la provincia portuguesa de Beira Baixa. En 1500, Manuel I lo puso al mando de una expedición comercial a la India. Cabral partió de Lisboa, de la playa del Restelo, el 9 de marzo de 1500, un lunes, con la orden de seguir la ruta del cabo de Buena Esperanza, que había sido descubierta entre 1497-1498 por el también navegante portugués Vasco da Gama. Con el fin de evitar las tempestades y la falta de vientos, Cabral, por indicación del mismo da Gama, siguió una ruta más hacia el oeste (la que llamaban entonces "la vuelta del mar"), después de pasar las islas del archipiélago del Cabo Verde. El 22 de abril de 1500, un miércoles en la semana después del domingo de Pascua de Resurrección, Cabral llegó a lo que actualmente es el estado de Bahía, en Brasil. Después de tomar posesión de la región el navegante portugués reclamó para Portugal la nueva tierra descubierta, a la cual dio el nombre de "Tierra de Vera Cruz".

Aunque en rigor el español Vicente Yáñez Pinzón llegó poco antes que él a las costas del noreste brasileño y a la desembocadura del río Amazonas, fue precisamente Álvares Cabral quien tomó posesión del territorio en nombre de la Corona portuguesa el 22 de abril del año 1500. Las tierras americanas le habrían correspondido a Portugal en el reparto con Castilla realizado por el Tratado de Tordesillas en 1494.

Después de una breve escala de 10 días, Cabral envió un barco a Portugal con la noticia de su descubrimiento, retomó su ruta hacia la India bordeando África por el sur, exploró las costas de Mozambique y llegó hasta Calicut, (hoy día llamada Kozhikode en el estado de Kerala), donde negoció un tratado comercial con el soberano del lugar (llamado de "Samorim", que quiere decir "Señor del Mar") y en donde estableció una casa comercial. Regresó a Lisboa en 1501, pero se exilió, por propia voluntad, después de desentendimientos con el rey Manuel I, en la ciudad de Santarém, donde encontró su muerte en el año 1520, según algunos o 1526, según otros.

Enfoques del estudio de la religión


La definición del amplio espectro de significados que refleja el concepto religión en cuanto implica encontrar un elemento propio, distintivo y único, es una exigencia propia de las culturas occidentales,[8] ya que son éstas las que desde una postura más teísta distinguen entre divinidad y el resto del mundo. Especialmente, desde la Ilustración se han elaborado muchas y variadas definiciones intentando recoger los aspectos propios del fenómeno religioso. Aquí se mencionarán los más significativos. Es obvio que las definiciones que parten de un Ser Supremo o lo dan por supuesto se han de rechazar pues no se aplican a muchas religiones de Asia oriental o a los pueblos primitivos.

Una posibilidad es intentar una definición desde el punto de vista de las personas que practican la religión. Así encontramos propuestas como las de Friedrich Schleiermacher: «sentimiento de dependencia absoluta» que luego distingue este sentimiento de los tipos de dependencia relativa. William James subraya más bien «el carácter entusiasta de la adhesión» de los miembros de las religiones. Desde este punto de vista se pueden considerar elementos como los sentimientos, los factores experienciales, emotivos o intuitivos, pero siempre desde una perspectiva más bien individualista.

Con el estudio que las diversas ciencias humanas (sociología y antropología cultural especialmente) han realizado de la religión, se ha logrado formular otro conjunto de definiciones que consideran este fenómeno en su ámbito social y cultural. La conocida definición del sociólogo francés Durkheim entra en este grupo: «Una religión es un sistema solidario de creencias y de prácticas relativas a las cosas sagradas. [...] Toda sociedad posee todo lo necesario para suscitar en sus miembros la sensación de lo divino, simplemente a través del poder que ella ejerce sobre ellos».[9]

Sin embargo, con la llegada de la fenomenología de la religión, se intentó ir más allá de las formas que buscaban el núcleo propio del fenómeno en la sociedad o en los aspectos individuales. Y en ese ámbito se identificó como propio de la religión el hecho de la presencia o consciencia de lo sagrado. Rudolf Otto en su obra, Lo santo, publicada en 1917, indica como esencia de la consciencia religiosa el temor reverencial ante aquello que espanta (tremendum) y atrae casi irresistiblemente (fascinans).

Sin embargo, estos elementos que Otto refiere como propios de la experiencia religiosa parecen estar ausentes en las religiones asiáticas. En Mircea Eliade se da una ampliación de la noción de «sagrado» que perfecciona la definición de Otto. Habla de espacios, cosas y tiempos sagrados en la medida en que estos se relacionan con simbolismos y rituales propios de las religiones. Así la religión es la configuración u organización de la existencia a partir de dimensiones profundas de la experiencia humana que relacionan al hombre con algo que se le presenta como último y trascendente. Tales dimensiones varían de acuerdo con las circunstancias y culturas.